Entrevista viajera a Sifakka, Blog de Sandra Vallaure
¿Cómo comenzó tu afición a viajar?
Empezó cuando era tan sólo una niña. Debido al trabajo de mi padre mi familia se tuvo que mudar a Marruecos cuando yo tenía 7 años. Durante ese tiempo, mis padres aprovecharon muchas de las vacaciones escolares para llevarnos a mi hermano y a mí a recorrer el país.
A pesar de ser muy pequeña entonces, conservo muchísimos recuerdos de esa época. Fue una experiencia increíble descubrir otros mundos y culturas. Mi perspectiva de las cosas empezó a cambiar y comparaba mi vida con la de otros niños que veía por la calle o incluso en mi colegio. Me hacía muchas preguntas aunque no siempre obtuve respuestas, o al menos no las que buscaba.
También fue mi primer contacto con el islamismo, muy distinto del que conocemos ahora, alejado de fanatismos e intolerancia.
Exploramos gran parte del país aunque hubo dos lugares que me marcaron especialmente.
El primero fue una visita a la kasbah Ait Benhaddou, al que entonces no iba prácticamente nadie. Me impresionó cruzar el río descalza y con los pantalones remangados en dirección a la kasbah. Fue la primera (aunque no la última) vez en mi vida que me sentí Indiana Jones.
El segundo fue la medina de Fes. Los días que estuvimos allí sentí que había viajado al pasado. Fue alucinante recorrer las callejas de la mano de nuestro guía, serpenteando entre puestecillos y burros cargados hasta las orejas. Allí aprendí que muchos niños en el mundo vivían sin luz ni agua corriente y me asombré al ver el sentido de la orientación de sus habitantes. Pero lo mejor de todo fue volver 25 años después y comprobar que no había cambiado tanto como pensaba: los ruidos, las imágenes y, sobre todo, el olor de los curtidores seguía siendo el mismo.
¿Cuál es el país que más te ha sorprendido? ¿Alguna ciudad que quieras destacar?
Voy a responder de forma diferente porque los países que más me han sorprendido generalmente no lo han hecho por sus ciudades sino por sus paisajes o sus culturas. A la inversa, hay ciudades que me encantan en sí mismas, independientemente del país al que pertenezcan.
El país que más me ha sorprendido ha sido Nueva Zelanda. Antes de marcharme de Australia tuve que decidirme entre explorar la costa oeste del país o pasar dos semanas en Nueva Zelanda. Al final me decidí por la costa oeste porque pensaba que era una región a la que difícilmente volvería y, sobre todo, porque pensaba que Nueva Zelanda era un destino sobrevalorado y que se parecía mucho a Suiza o a los países escandinavos.
Nada más lejos de la realidad.
Nueva Zelanda es país increíble, en el que la naturaleza te regala todos los días un espectáculo maravilloso. Es el único sitio en el que no he parado de abrir la boca durante los 4.000 kilómetros que recorrí en coche. Y eso que sólo fui a la isla sur…
LA ciudad, así con mayúsculas, que destacaría una y otra vez es Nueva York. Soy una enamorada de esa ciudad y si pudiera volvería cada año.
Mi lado urbanita me hace adorar ese asfalto, los rascacielos y el ritmo frenético que se respira. Es una ciudad que nunca duerme, donde se mezclan razas, culturas y religiones y en la que siempre hay algo que hacer.
Nueva York daría para una entrevista en sí misma.
Comentas que has vivido en Australia, ¿qué tal es vivir en Melbourne? ¿Qué cosas destacarías de los australianos? ¿Qué nos recomendarías visitar en Melbourne?
Australia no destaca por sus ciudades, si no más bien por sus paisajes, su naturaleza desbordante y sus impresionantes parques nacionales. Melbourne es una ciudad moderna y funcional, lo que yo llamo “de cartón piedra” porque prácticamente no tiene historia y la mayor parte de sus construcciones tienen menos de 50 años. Desde el punto de vista urbanístico, se parece bastante a una ciudad estadounidense con un downtown en el que se concentran los rascacielos y los bloques de oficinas y un perímetro muy extenso en el que se suceden las zonas residenciales de casas bajas y tupidas arboledas.
La vida en Melbourne es bastante tranquila y sobre todo cómoda. El nivel de vida es parecido al de Madrid por lo que no es excesivamente cara y tiene todos los servicios posibles e imaginables al alcance de cualquiera. Lo que más me gustó fue su gran personalidad, la cantidad de eventos culturales que se organizan y algo inaudito en los anglosajones: pasan la mayor parte del tiempo en la calle y es allí donde socializan.
Los australianos son auténticos y se podría escribir un libro sobre ellos. Es más, ya lo hizo Bill Bryson en “Down Under” con gracia y acierto. Es un libro muy ameno que recomiendo a todo el que quiera saber un poco más de este fascinante país.
Pero si tuviera que resumir brevemente, te diría que los australianos tienen lo mejor de los británicos y de los estadounidenses: son prácticos y resolutivos, pero fáciles de llevar y tremendamente abiertos. Y una cosa más, son terriblemente brutos y toscos. Ellos se excusan en su pasado como penitenciaría británica antes de la independencia. Yo lo achaco más bien a que Australia es realmente la última frontera.
En Melbourne no hay demasiadas atracciones turísticas aunque, como he dicho, es una ciudad con mucha personalidad. Además de un paseo por el CBD con sus rascacielos y sus tranvías, merece la pena perderse en los Botanical Gardens, ir de compras y a tomar una cerveza por el barrio alternativo Fitzroy y pasar una tarde en la costa, en St Kilda viendo como practican kite surf.
Hay personas que son expertas en una región o en una ciudad determinada. Habiendo visitado más de 10 veces la capital italiana, ¿qué te hace volver una y otra vez a Roma?
A Roma he ido fundamentalmente por razones familiares. Mis padres han vivido allí en dos ocasiones, a finales de los 90 y en estos últimos dos años.
Independientemente de eso, Roma es una ciudad a la que volvería cada año y no me cansaría de hacerlo. Por mucho que vaya siempre descubro rincones nuevos, iglesias en las que nunca he entrado y ruinas en los lugares más insospechados. Es, al igual que Estambul, un ciudad llena de historia donde se mezclan culturas y civilizaciones y eso es algo que me resulta fascinante.
Has tenido la oportunidad de tener un encuentro con Biruté Galdikas. ¿Cómo fue esa experiencia con la mayor experta de orangutanes del mundo?
Fue una casualidad increíble y una oportunidad única de pasar un par de horas con la mayor eminencia del mundo en orangutanes.
En realidad nada de esto estaba previsto. Yo tan sólo iba a ir junto a Andi, unos de los mejores guías que he tenido nunca, a Camp Leakey a ver a los orangutanes mientras se les daba de comer.
Biruté Galdikas fundó este campamento a mediados de los 70, tras decidir dejarlo todo e irse al sur de Kalimantan -el Borneo indonesio, para estudiar los orangutanes. La Dra. Galdikas instauró hace años lo que se conoce por ‘feedings’ u ‘hora de la comida’. Durante estos feedings, voluntarios de su fundación dejan en unas plataformas centenas de plátanos, yucas y leche para que los orangutanes completen su dieta diaria. La destrucción de su hábitat hace necesaria esta práctica.
Andi lleva muchos años trabajando con la Dra. Galdikas. Tras ver el último feeding, uno de los voluntarios del campo le dijo a Andi que la Dra. quería verlo.
Caminamos hacia su casa aunque me quedé a una distancia prudencial para dejar a Andi reunirse con la Dra. y esperar pacientemente. Al cabo de unos minutos vi que Andi volvía para decirme que la Dra. quería conocerme ¡a mí!
Además de explicarme miles de cosas sobre su experiencia y proyectos con los orangutanes, me contó parte de su vida, y vi con mis propios ojos como algunos de los orangutanes de la reserva interactúan con ella como si fuera uno más.Las dos horas que pasé con ella no se me olvidarán nunca.
Confieso que Seúl es uno de los destinos que más me gustaría visitar a medio plazo. ¿Qué destacarías de la capital surcoreana?
Por desgracia pasé menos tiempo en Seúl del que me hubiera gustado. En realidad no fue más que una escala de 10 horas cuando iba de camino a Nueva Zelanda. Teniendo en cuenta que venía de pasar más de 12 horas metida en un avión, me pareció buena idea ir a visitar la ciudad, estirar las piernas y respirar un poco de aire fresco.
El organismo de turismo surcoreano funciona estupendamente y ofrecen una serie de visitas exprés a Seúl para aquellos viajeros que, como yo, se encuentran en tránsito y necesitan salir como sea de Incheon, el aeropuerto internacional. Las diferentes visitas tienen varias horas de duración y se adaptan a la duración de las escalas. Para contratarlas, no hay más que ir al mostrador que se encuentra en Llegadas y ahí lo organizan todo.
Mi visita fue breve aunque pude ir a un par de templos, uno cerca del aeropuerto (Yonggungsa) y otro en el centro de la ciudad. Me llevaron a descubrir un conjunto de palacios (Changdeokgung, Changgyeonggung, Deoksugung, Gyeongbokgung and Gyeonghuigung) dentro de un gran parque, y que fueron construidos por la dinastía Joseon.
También fui a estuve paseando por una zona comercial (Insadong Street), donde me llevaron a comer en un restaurante algunas especialidades de la gastronomía surcoreana.
Espero poder volver algún día y dedicarle más tiempo.
Nos hablas del Valle del Cocora. ¿Recomendarías una escapada al valle en un viaje a Colombia?
Sin lugar a dudas, el Valle del Cocora es un lugar impresionante que debe formar parte de cualquier viaje a Colombia. No es un lugar de fácil acceso ya que hay que adentrarse en el Eje Cafetero, pero el esfuerzo merece la pena.
En mi caso, decidí usar Salento como base y moverme por la zona desde ahí.
Llegar al Valle del Cocora desde Salento es relativamente fácil. Todas las mañanas se reúne en la plaza principal un grupo de Jeeps de los 50 que se encargan de llevar a los que estén interesados a la entrada del Valle del Cocora.
La mayor parte de la gente suele realizar esta excursión por su cuenta por lo que acuerdan con el conductor la hora de vuelta, se dan un paseo por el valle, comen en alguno de los restaurantes que hay cerca del río y se vuelven a Salento. Y eso era precisamente lo que pensaba hacer. Lo que no me imaginaba es que nada más llegar a la entrada del valle me iba a cruzar con Mauricio.
Mauricio es un guía, experto en ecología y fundador de una pequeña asociación de jóvenes recién salidos de la universidad que vela por la conservación del Valle del Cocora. Al principio me pareció el típico guía pesado que busca a un pardillo al que engatusar, entretener durante un rato y cobrarle una fortuna así es que me resistí y no le hice caso. Él no dejó de insistir y al final terminó por convencerme.
Y menos mal, porque de otra forma, jamás hubiese conocido lo que realmente es el Valle del Cocora.
Mauricio puso a prueba mi físico, me hizo subir cuestas imposibles, me llevó por un sendero que yo sola jamás hubiera encontrado, me descubrió la aguapanela (típica bebida colombiana hecha a base de panela -puro azúcar de caña- y agua caliente) y estuvimos en el refugio Acaima, un lugar alucinante lleno de colibríes.
Estuvimos juntos más de ocho horas, durante las que no paró de hablar contándome todo sobre las palmas de cera, el ecosistema tan especial del valle y otras miles de cosas de Colombia. En el Valle de Cocora es donde se encuentra la palma de cera, un tipo de palmera en peligro de extinción que únicamente se encuentra en esta región de Colombia y que puede llegar a medir 80 metros de altura.
Ya entrada la tarde me llevó a un restaurante estupendo, donde comí una deliciosa trucha recién pescada y organizó mi traslado de vuelta a Salento.
Disfruté tanto con su compañía que esa noche quedamos en Salento para tomar algo. Aún quedaba mucho por hablar.
Fue una experiencia increíble que nunca le agradeceré lo suficiente.
¿Tienes alguna debilidad por algún país que todavía no hayas visitado?
Es una pregunta difícil de responder. Hay tantos sitios a los que me gustaría ir y mi lista es tan larga que el tema daría para varias entrevistas.
Pero si me tuviera que quedar con uno sólo probablemente sería la India. Es un país al que sueño con ir desde que era pequeña, aunque sé que me tendría que conformar con ver tan sólo una región.
Y por último, si pudieras hacer un viaje al pasado, ¿qué lugar y época escogerías en el mapa?
Me encantaría vivir la época de los grandes exploradores de la segunda mitad del siglo XIX, concretamente en Australia. Durante el año que estuve viviendo allí leí mucho al respecto y me parece un período de la historia fascinante.
Antes de que Australia se independizara definitivamente de Reino Unido en 1900, el gobierno británico dedicó una cantidad increíble de dinero a financiar expediciones que se adentraran al interior del país con el fin de conocerlo en profundidad. Hasta entonces tan sólo se conocía la costa y algunos expertos llegaron incluso a especular que había un mar o un gran lado en el centro del país.
A pesar de los recursos económicos que se dedicaron, fueron muchos los exploradores que perdieron la vida. Australia es un país de grandes contrastes en el que la sequía, la fauna y, por aquel entonces, las enfermedades eran casi siempre letales.
No sé si me hubieran dejado participar en alguna de esas expediciones por el hecho de ser mujer pero al menos lo hubiera intentado: muchos murieron pero el que volvía, lo hacía lleno de gloria y reconocimiento sabiendo que iba a formar parte de la historia.
MAPA de lugares visitados por Sandra
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BIOGRAFÍA
Sandra Vallaure es una apasionada de la fotografía y de los viajes. A través de su blog Sifakka ayuda a fotógrafos principiantes a mejorar su técnica y estilo para conseguir imágenes espectaculares durante sus viajes. Suscríbete y consigue ya su guía gratuita “Viajar Fotografiando”.
Si te gusta leer a grandes viajeros y aventureros no te pierdas las entrevistas que hemos publicado en Vero4travel, tenemos más de 75 Indiana Jones!!!.
Recuerda que no importa si tienes web o blog ni la cantidad de países que hayas visitado, si te gusta viajar y quieres compartir tu amor y experiencia en los viajes por el mundo estaremos encantados de recibir un correo en hola@vero4travel.com
Biruté Galdikas, Dian Fossey y Jean Goodall tres científicas imprescindibles y ejemplares, les debemos mucho a las tres.
Quiero reivindicar Melbourne como una gran ciudad para vivir (mejor que Sydney) a mí me encanto y desde luego lectura obligatoria Down Under de Bill Bryson.
Rubén, estoy totalmente de acuerdo contigo en que las tres hicieron (o siguen haciendo) grandes cosas y fueron muy muy valientes, arriesgando incluso su vida.
Melbourne es una ciudad fantástica de la que conservo un recuerdo estupendo y en la que me encantaría volver a vivir si la oportunidad se presenta. En Sydney he estado varias veces, pero siempre de visita, por lo que no puedo comparar si allí se vive mejor o peor que en Melbourne. De todas formas, Australia en un país increíble y no creo que se viva mal en ninguna de sus grandes ciudades.
Y también coincido con tu recomendación lectora. Fue el primer libro que leí nada más llegar a Melbourne.
Gran entrevista chicos! No conocía a Sandra ni su blog, pero ya la tengo guardada en Feedly! 😉
Por cierto, coincidimos en la opinión sobre Nueva Zelanda! Nosotros también fuimos con la boca abierta durante todo el viaje, qué maravilla de país! Ojalá algún día podamos ir a pasar una temporada larga.
Saludos 🙂
¡Hola Alicia! Nueva Zelanda es un país increíble que me sorprendió muchísimo porque no iba con demasiadas expectativas. A pesar de que mucha gente me había hablado de lo impresionante que es, yo seguía sin creermelo. Y lo cierto es que lo subestimé. Está lejos, cuesta mucho llegar (en todos los sentidos) pero la verdad es que una vez que estás allí, no quieres marcharte nunca.
PD. Ya veo que te gustan las Antípodas tanto como a mí.