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Buzludja, visitar el monumento comunista de Bulgaria

Buzludja, el descomunal OVNI comunista escondido en los Balcanes

En la cima del monte Buzludja, en el corazón de Bulgaria y en el parque natural que tiene el mismo nombre, se encuentra el colosal cuartel general y monumento del Partido Comunista Búlgaro.

El 9 de noviembre de 1989 caía el muro de Berlín, lo cual supuso el comienzo del fin del comunismo en Europa, y la posterior caída de todos los regímenes comunistas de Europa oriental. La ideología comunista había dejado por entonces un reguero de edificaciones y monumentos cargados de una fuerte simbología que agrupaba a las multitudes y sobre los cuales giraba la vida social, política y cultural de estas sociedades, y que en ese momento quedaban olvidados para siempre. Sin duda alguna, una de las edificaciones más imponentes por su significado y arquitectura fue el Buzludja, una de las mayores joyas arquitectónicas comunista olvidada y abandonada en la cima de la montaña que le da nombre.

Cima del Buzludja
Cima del Buzludja

Allí, desde la cima, sigue vigilante y recordando un pasado no tan lejano en el que temporalmente se convertía en el centro neurálgico de la vida política búlgara. Con una torre 70 metros de altura y forma de platillo volante, que evocaba la carrera espacial que en aquellos momentos estaba teniendo lugar entre la URSS y EEUU, el Buzludja se erige en la cadena de montañas más elevada de los Balcanes. Pero, ¿por qué se encontraba este OVNI comunista en un lugar tan inhóspito y apartado? La respuesta es que este lugar esta cargado de un fortísimo simbolismo tanto para la historia europea y búlgara, cómo para los comunistas. La razón es que en este mismo lugar se dio la última batalla entre los búlgaros y los otomanos en 1868, encarnando una de tantas luchas entre occidente y oriente, dos civilizaciones cuyas fronteras se desplazaban a lo largo de los siglos en unos Balcanes que vivían aquella tensión propia de una sociedad de frontera y que aun hoy sigue siendo visible. Y por otro lado, fue en este lugar apartado y recóndito donde en 1891, Dimitar Blagoev fundó clandestinamente el partido que posteriormente se convertiría en el Partido Comunista Búlgaro, siendo por tanto todo un símbolo cuando este partido se hizo con el poder tras la Segunda Guerra Mundial.

Buzludzha en sus días de gloria

 

¿Por qué era y es este edificio tan importante?

En primer lugar porque llegó a albergar la mismísima sede del Partido Comunista de Bulgaria, lo que equivalía en la práctica al centro de poder del país. Desde aquí se decidía el destino del país y de millones de personas durante las reuniones que aquí tenían lugar. Es imposible no imaginarse el impresionante despliegue de medios y la presencia de grandes multitudes en un lugar semejante. Incluso aun hoy en día, cada primer domingo de agosto se reúnen aquí grupos de ideología comunista, cual centro de peregrinaje. Podemos hacernos pues una idea de la gran connotación ideológica de este edificio.

exterior Buzludja

En segundo lugar porque supuso una joya artística con la que se volcó el régimen para convertirla en su edificio más emblemático y colosal haciendo de él uno de los mayores iconos del comunismo y demostrar que no tenía nada que envidiar a las edificaciones más increíbles de la URSS. Las dimensiones hablan por sí solas, además de la dificultad técnica de construir dicha construcción en semejante paraje, la estrella soviética que coronaba la torre era tres veces mayor que la del mismísimo Kremlin. En ella trabajaron los mejores artistas de la época venidos de distintos rincones del mundo comunista. Éstos se encargaron de adornar cada pared del edificio con impresionantes mosaicos de más de dos metros, de puro realismo socialista con imágenes futuristas, militares, de sus líderes o de la vida diaria que aun hoy pueden observarse en la mayoría de ellos. Mármoles de la mejor calidad para el suelo, cientos de miles de teselas en sus paredes y toneladas de cobre cubrían el techo. Un verdadero palacio comunista en el que no se escatimó ni un solo detalle. Sin lugar a dudas, se creó para erigirse como uno de los mayores hitos de la arquitectura socialista y que fuera un referente para todo el mundo que seguía esta ideología.

Fue por tanto un símbolo brutal de poder al servir tanto de sede del Partido Comunista, como de monumento de poder y propaganda, que aun hoy se eleva en el techo balcánico, erigiéndose desafiante pero decadente.

interior Buzludja
interior Buzludja

¿En qué estado se encuentra actualmente?

Desde la caída del régimen comunista, el edificio fue abandonado. Pasó a ser propiedad del Estado, que lo dejó a merced de los saqueadores, graffiteros, y de la inclemencias meteorológicas. En el año 2011 fue devuelto al actual Partido Comunista Búlgaro, que de momento tampoco parece saber qué hacer con él por falta de medios y por la controversia que suscita un edificio como éste entre la propia sociedad búlgara.

Marx, Engels y Lenin, mosaicos en decadencia Buzludja
Marx, Engels y Lenin, mosaicos en decadencia Buzludja

Hoy día el techo de cobre y el suelo de mármol han sido completamente saqueados. Sin embargo, como se puede observar en las fotos, aun quedan la gran mayoría de los mosaicos y la estructura del edificio con sus tres pisos, escaleras, cuartos, pasillos y torre, que dan una idea bastante veraz de lo que fue este edificio. Sin embargo, su deterioro es rápido e inexorable. Poco a poco van cayendo elementos del techo, que dejan ligeramente la entrada de rayos de luz, el suelo está con un gran número de escombros y residuos inorgánicos. Los enormes ventanales han perdido sus cristales y por ellos entra furioso el viento balcánico. Sin embargo, allí siguen las imágenes de Lenin, Marx, Engels, el enorme escudo de la hoz y el martillo que preside la sala del Congreso, y todas las representaciones socialistas de la época. Salvo el rostro de Todor Zhivkov, presidente por aquel entonces de la Bulgaria comunista, casi todos los mosaicos se conservan y han sido respetados en mayor o menor medida.

mosaicos de Buzludja, antes y el ahora
mosaicos de Buzludja, antes y el ahora

¿Qué se puede visitar en el Buzludja?

El edificio está oficialmente cerrado, sin embargo por el lateral derecho del edificio hay un agujero que alguien hizo a propósito para posibilidad la entrada al mismo, pues entre otras cosas dispuso de un pilón de piedras para facilitar la entrada por dicho agujero. Por lo tanto en la práctica sí que puede visitarse. Sin embargo tras haberlo visitado puedo decir que el lugar, a pesar de ser apasionante, es muy peligroso y NO recomiendo entrar en el mismo. En primer lugar al asomarte por dicho agujero hay una distancia de medio metro aprox. entre la entrada y el suelo. Un resbalón o traspié podría hacer caer a uno unos 5 metros al vacío lleno de escombros.

Techo comunista Buzludja con nuestro traveller!
Techo comunista Buzludja con nuestro traveller!

Además que si te asomas por el agujero de la entrada, justo encima hay una vara de hierro que si no la ves puedes dañarte la cabeza o la espalda. Por otro lado hay que recordar que está situado en un lugar con una altitud muy elevada, por lo que durante largos periodos del año el agua que se filtra en el edificio está congelada. En nuestro caso las escaleras estaban congeladas, siendo algo complicado ascender y descender por ellas. El lugar esta lleno de escombros, sobre todo en la planta baja, de ahí la necesidad que teníamos de ir con linternas. Sin embargo tuvimos la suerte de que la planta baja estaba completamente congelada, dejando bajo el hielo todos los escombros, por lo que no había que sortearlos, pero también éramos conscientes de que en cualquier momento podía ceder el hielo y que nuestro pie cayera violentamente sobre cualquier hierro o escombro, además del peligro de resbalar. También el peligro de que siempre haya algún agujero en el suelo, aunque nosotros no vimos ninguno, además de que en algunas escaleras no existe unión entre éstas y la pared, dejando de nuevo un agujero que cae metros hacia la planta de abajo. Sin embargo, uno de los mayores peligros considero que se encuentra precisamente en la sala más imponente, en la del Congreso, pues en el suelo puede observarse como hay restos que se han desprendido del techo, alguno de ellos muy grandes. Cuando estábamos allí cayó de repente, nada más llegar, un temporal de nieve, y desde dentro se observaba como alguna chapa metálica estaba colgando y moviéndose por el fuerte viento que soplaba, pudiendo caer en cualquier momento.

Accediendo al Buzludja
Accediendo al Buzludja

El edificio fue inaugurado el 11 de marzo de 1971, sin embargo su completo abandono hace que el edificio vaya degradándose progresivamente. Si no se reconstruye pronto, en los próximos años o décadas el edificio acabará desmoronándose por completo. Es difícil saber cuándo tardarán las vigas en ir cediendo, así como sus escaleras y muros. Lo que es innegable es que su paulatino desmoronamiento es constante, con un deterioro que hace que los desprendimientos sean inevitables. Se trata por tanto de un lugar peligroso propio de cualquier edificio abandonado, descuidado y que sufre constantemente en cada momento los fuertes vientos, nieves, lluvias y cambios de temperatura propios de la cima de una montaña a 1.441 metros de altitud. Aquí os adjunto un mapa sobre Buzludzha para aquellos que vayáis a visitarlo.

monumentos socialistas de camino al Buzludja
Monumentos socialistas de camino al Buzludja

No obstante, para aquel que le interese, recomiendo a todo aquel que esté en la zona a que se acerque a ver el edificio por fuera, además de que por el camino existen distintos vestigios de cuando aquel lugar era un centro neurálgico, como la gran estatua de Dimitar Blagoev, el antiguo parque de recreo que está siendo devorado por la naturaleza (lo cual nos recuerda a Chernobyl), las Dos Grandes Manos con sendas antorchas, y otros que se pueden encontrar a medida que uno sube por la montaña. Además, no hay que olvidar que la zona es un Parque Natural, y las vistas desde la cima de la montaña del Buzludja son simplemente espectaculares, divisando todo el valle con los pequeños núcleos urbanos, los bosques, lagos y ríos, o las imponentes montañas. Frente al edificio hay suelo pavimentado de la época que puede servir actualmente como improvisados miradores.

monumento comunistas de camino al Buzludja

Cerca del monte Budludzha también se encuentra el memorial de Shipka, una torre conmemorativa de la guerra ruso-turca de 1877 en la que se encuentra un sarcófago de mármol con los restos mortales de algunos de los soldados caídos, así como otros objetos que rememoran dicha guerra.

¿Cómo llegar desde Sofia a Buzludja o Buzludzha?

El edificio se encuentra en Bulgaria, en la carretera que une las localidades de Shipka y Kran. Entre estas dos ciudades, que están a menos de 7 kilómetros de distancia la una de la otra, en un momento determinado se levanta erguida una enorme estatua de tipo comunista (es Dimitar Blagoev). Esta estatua marca el comienzo de un camino que es el que lleva directamente al Buzludja (unos 12 km). Al llegar arriba del todo hay un momento en el que la carretera se divide en dos direcciones, pero éstas no llevan al Buzludja, por lo que es recomendable aparcar el coche allí cerca, donde hay una superficie con adoquines que hace las veces de parking. Desde allí hay que comenzar el trayecto a pie, que sube hasta la cima de la montaña (el edificio se ve constantemente durante este trayecto, por lo que no hay pérdida). Existe un camino más o menos continuo que lleva directamente hasta la cima (al principio desde el “parking” puede que no se vea, pero a medida que uno ande un poco en dirección al edificio, lo verá). Es un paseo muy agradable y precioso por las vistas, aunque en algunos momentos del trayecto hay una pendiente considerable.

interior murales comunistas del Buzludja y nieve tanto en el interior como el exterior
interior murales comunistas del Buzludj  y nieve tanto en el interior como el exterior

Es muy importante tener en cuenta que durante muchos meses del año esta zona está completamente nevada (nosotros fuimos a comienzos de la primavera y aun así había algún tramo en el que la nieve nos llegaba por los gemelos y nos nevó). También hay que tener en cuenta que durante la ascensión en coche la carretera tiene tramos con socavones y agujeros (no son pocos los coches que al haber nieve y no verlos, se han quedado bloqueados en alguno de ellos) por lo que se recomienda ir con un todoterreno o en todo caso con un buen coche cuando no sea época de nieve y aun así con precaución a la carretera. Nosotros alquilamos un coche con la compañía búlgara TopRentACar, nos dieron un trato excelente. Tienen web en español y estuvieron muy atentos a nuestras necesidades en todo momento. Disponen GPS y una gran variedad de vehículos según el plan de viaje que se tenga. Además tienen servicio tanto de aeropuerto como en el centro de la ciudad.  Si deseas saber más sobre ¿Cómo alquilar un coche en Bulgaria? te recomendamos leer nuestra entrada actualizada al 2020 Qué ver y hacer en Sofía.

El Buzludja está a unas 3 horas en coche desde Sofía (unos 240 kilometros), y a hora y media (unos 100 kilómetros) de Plovdiv (la segunda ciudad más grande de Bulgaria, y que recomiendo visitar, pues para nosotros supuso una gran sorpresa).

¿Qué hay en el interior del Buzludja?

El Buzludja cuenta con 3 plantas y una torre.

La base del edificio a pesar de no tener decoración alguna, impresiona por las dimensiones y por su techo. Este último se diseñó con la forma de un platillo volante que guarda en su interior el Auditorio. Éste es un elemento más de esta arquitectura cósmica que debía ser muy impresionante cuando el Buzludja abrió sus puertas por primera vez, dándose uno cuenta que la apariencia de OVNI no sólo era exterior, sino también interior. Con semejante OVNI a escasos metros de tu cabeza, y en cuyo centro se encuentra una forma que evoca la entrada por la que ser succionado, el sentimiento de vacío y grandeza es una constante al caminar por este lugar. Es ésta sala donde uno se siente más pequeño bajo el amenazante OVNI que, aunque en un estado cada vez más calamitoso, hace sentir su presencia y majestuosidad y sentirte que no estás sólo e intimidado. Al final del todo, tras las escaleras, se esconde una puerta que lleva a un estrecho pasillo oscuro. Al adentrarse en él, uno comprueba que a la izquierda unas escaleras descienden a las entrañas del Buzludja. Se trata del viejo sótano del que se ha adueñado no sólo el silencio y el abandono como en el resto del edificio, sino también la oscuridad más absoluta. Si bien las escaleras parecían de las mejores conservadas del Buzludja, no nos adentramos en él. Si se sigue recto por el pasillo (si es que se puede llamar tal pues está lleno de agujeros) al fondo del todo se encuentra una puerta muy descuidada pero que se mantiene en pie (no está claro si es la que había en la época o si la pusieron posteriormente para evitar adentrarse en este cuarto que da a la torre de 70 metros de altura), y que da la bienvenida a la torre. En todo este trayecto fue imprescindible el uso de la linterna que llevábamos. En un determinado momento no se ve ni el comienzo ni el final del pasillo por el que caminas, sólo sabes que detrás de ti dejas las escaleras del sótano, que cada vez es más difícil caminar, y que delante de ti al fondo del todo, se encuentra una puerta cuyas maderas están medio caídas, que no sabes muy bien qué hay detrás de ella y si desde ahí seguirá otros pasillos aun más oscuros antes de llegar a la entrada de la torre. Es la zona más escalofriante del Buzludja. Como dijo mi acompañante, esta parte junto con la base del edificio, son el decorado perfecto para una película de terror.

Platillo volante y torre comunista Buzludja
Platillo volante y torre comunista Buzludja

La gigantesca torre (pocas construcciones en Europa tenían por entonces semejante altura y menos en lo alto de una montaña) es un verdadero rascacielos que evoca a una plataforma de despegue espacial. En lo alto se observa una estrella de grandes dimensiones que hasta hace poco conservaba sus cristales rojos visibles a cientos de metros de distancia.

La planta de arriba, llamaba el Congreso o el Auditorio es la joya de la corona, la sala de control del OVNI. Aquí, en el interior del platillo tenían lugar las reuniones de la cúpula del Partido Comunista, donde deliberaban en secreto y decidieron el destino de millones de personas. Entrar en él pone la piel de gallina. A lo alto se conserva nítidamente y en muy buen estado, el escudo de la hoz y el martillo que preside la sala principal del OVNI que reza “Trabajadores del Mundo, Uníos”, y las tribunas forman un perfecto círculo sobre las que se levantan mosaicos de más de dos metros de altura con todo un legado único de motivos e ilustraciones comunistas que recorren todo la sala. La sensación es impresionante al entrar, un espacio enorme de poder en el que reina el silencio sólo interrumpido por los aullidos violentos del viento, en la que tu mente tarda en asimilar todo lo que está viviendo y sintiendo. Uno no puede evitar imaginarse como sería ese mismo lugar años atrás, en medio de toda la clase dirigente en uno de los lugares más chics del orbe y poder comunista, con resplandecientes murales que ensalzaban los grandes éxitos de su doctrina y batallas, y a sus más condecorados líderes, con un gentío de gente yendo y viniendo, debates acalorados, y secretos e intrigas de los que ya sólo el Buzludja es testigo. Y de repente, al despertar de ese pensamiento, uno ve la sombra de todo aquello. Nadie de los allí presentes habría osado imaginarse cómo cambiaría el mundo hasta el punto de que su bastión cósmico sería un monumento a las ruinas de su ideología y régimen.

mosaicos del buzludja

Es ahí donde se palpa, ve y se vive en primera persona la caída del muro de Berlín, el verdadero fin del comunismo, la frugalidad del poder, el relativismo de las cosas y la inmisericordia del tiempo. Pero sobre todo sentir que aquellos símbolos que eran sagrados e indiscutibles y que giraban alrededor de la vida diaria de cientos de millones de personas y por los que muchos de ellos dieron sus vidas y otros tanto fueron sentenciados por ponerlos en cuestión, yacen alrededor tuya abandonados y derrumbándose constantemente, mientras se los come la humedad, la naturaleza, el olvido y el silencio. Sin embargo, aún sientes el susurro de los murales que todavía no han muerto y que se resisten a desaparecer del todo, la mirada fija de Lenin que te observa atentamente, la presencia constante de la hoz y el martillo con el lema “Trabajadores del Mundo, Uníos” sobre tus hombros, los escaños de los fantasmas de los jerarcas comunistas que te rodean y el peso del platillo volante sobre el que te encuentras inserto, y todos ellos te dicen que algo muy grande y poderoso existió y que aunque moribundo, sigue existiendo y latente aquí escondido. En definitiva, este lugar es un encuentro con la historia, con los sentidos, con la naturaleza y con el ser humano, donde tiene lugar un contraste atroz de percepciones que, desde mi humilde opinión, no puede dejar indiferente a nadie.

interior del Buzludzha original
interior del Buzludja original

Bordeando el Auditorio en su parte superior, se encuentra en la tercera planta el “anillo exterior”, cuya extravagancia no es eclipsada para nada por el primero. Se trata de un pasillo completamente circular con enormes ventanales desde el cual el OVNI observa al exterior. Es impresionante porque una vez más un enorme mosaico de decenas de metros recorre de manera también circular de principio a fin, este espacio. Uno puede imaginarse que este era el lugar de descanso y donde los jerarcas se reunían en pequeños grupos, negociando o conspirando, antes, entre y después, de las sesiones del Congreso. El diseño era completamente futurista, con motivos cósmicos y con cosmonautas preparándose para la conquista del espacio, pero también ilustraciones muy humanas como la de una pareja besándose y acariciándose o palomas lanzadas al vuelo en representación de la paz, además de otros motivos que reflejan la construcción de la sociedad socialista. Los representantes del Partido tenían unas vistas privilegiadas desde este increíble mirador panorámico en la cima de la montaña y sobre el parque natural Buzludja. Si bien no con el esplendor de antaño (suelo con escrombros, ventanales sin cristales y sin el revestimiento de mármol), gran parte de todo lo descrito sigue conservándose. La mezcla de impresionantes vistas paisajísticas por un lado, con los interesantísimos motivos de los murales por otro, desata una sensación indescriptible mientras uno anda en círculo por este anillo espacial en medio del silencio y la soledad.

Qué ver y hacer en Shipka

Además de todo lo ya nombrado, recomiendo visitar la pequeña localidad de Shipka. Pintoresca ciudad propia del corazón de Bulgaria y de los Balcanes, guarda pequeños secretos como la impoluta Iglesia Ortodoxa cuyas cúpulas acebolladas y puntiagudas emergen entre los pinos en un bonito contraste como si éstas no fueran sino pinos dorados. Con gente tímida y no habituada a los foráneos y menos aún a los turistas, aquí siguen viviendo los Sarakatsani, la minoría griega. Uno puede encontrarse sorpresas en él como tumbas tracianas, vagones de trenes en el jardín, pequeños puestos abandonados vestigio de un pasado mejor, o pequeños monumentos de época socialista o posterior. Una localidad y unas gentes que han sido testigos de importantes acontecimientos y cambios históricos, completamente ajenos a la globalización o al turismo de masas. Un lugar con encanto y recomendable.

Conclusión después de visitar el Buzludzha

Mientras ascendía la montaña en dirección al Buzludja, me costaba entender cómo en dicha cima era posible que hubiera semejante construcción, una recreación de un platillo volante listo para despegar sobre un soporte espacial, algo a todas luces disparatado pero evocador. Cuanto más me acercaba, más nítida y a la vez irreal, era la imagen. Nada de este edificio se parecía a nada de lo que hubiera visto antes, todo ello en medio de un entorno natural único y privilegiado. Poco a poco iba emergiendo el esqueleto de un monstruo que yacía durmiente sobre la cima. Y de repente, allí se encontraba, ante mí, toda una mole de hormigón, ella y yo solos en lo alto de la montaña. Podía cerrar los ojos y sentir la montaña, el frío, la naturaleza, pero al abrirlos mi mente no encajaba aquel sorprendente edificio en aquel lugar. Era difícil imaginar cómo algo que había sido tan importante (lo cual uno se puede imaginar sólo con las colosales dimensiones del edificio) yacía ahí cortando el viento y la nieve. Un edificio y un símbolo de poder que uno asociaría al ruido de los coches, bocinas, gente, se erguía ante mí solitario en medio del silencio. Parecía que mis ojos estaban viendo un fondo irreal que mi mente no asociaba a aquel lugar.

Platillo volante, OVNI Buzludja

 

Mientras lo observa muchas ideas se me venían a la cabeza. Entre ellas la de cientos o miles de trabajadores forzados que tuvieron que cargar cada bloque hasta la cima de la colina, la de los líderes llegando con todo tipo de honores al edificio (con todo el despliegue logístico que esto suponía) rodeados por seguidores con banderas rojas, y las masas de ciudadanos, la de otros miles de jóvenes de las juventudes comunistas celebrando mítines en este lugar, los periodistas, la élite social, las colas de coches, los helicópteros frente al edificio, las familias reunidas en el parque de recreo, o los periódicos con el Buzludja en la página de portada. Y tras despertar de esta recreación, frente a ti el mismo edificio, pero sólo silencio y soledad. Allí no había nada ni nadie, tan sólo yo observándolo absorto e incrédulo.

Sin embargo, allí sigue el Buzludja, robusto y orgulloso, icono viviente de cuando Lenin y el Tio Sam se disputaban el mundo, de cuando se competía por quién aterrizaba antes en la Luna y conquistaba el espacio (de ahí su forma para glorificar los grandes hitos soviéticos cósmicos), de cuando la propiedad privada no existía o de cuando la veneración al líder era la norma. Todo esto queda cada vez más lejos para las generaciones que no hemos vivido esta realidad. No obstante, siguen habiendo vestigios para conocer la historia de primera mano, y sin lugar a dudas, este es uno de ellos. De ahí que considero primordial que el gobierno búlgaro, ya sea con sus fondos o con los de la UE, frene la constante decadencia de este edificio y sus mosaicos (una muestra artística de la época única que refleja un modo histórico de entender la vida, la representación del ser humano, y la iconografía de una ideología que tuvo una influencia planetaria), lo acondicione y lo haga accesible a los estudiantes, a los ciudadanos, pero sobre todo, a las generaciones venideras. Entiendo que para muchos ciudadanos que vivieron bajo el bloque del Este, el Buzludja sea una cicatriz de dolor y terror de su pasado reciente (y aun muy presente para algunos). Sin embargo, como reza la enorme pintada que te da la bienvenida al Buzludja, “Never forget your past” (No olvides tu pasado). Sólo de este modo pueden evitarse tanto los errores del pasado para construir un futuro mejor, como conocer esta parte de la historia de la humanidad, tanto sus luces, como sus muchas sombras.

No olvides el pasado, disfrute el comunismo. Buzludja
No olvides el pasado, disfrute el comunismo. Buzludja

Al abandonar el Buzludja, mientras uno desciende la montaña y deja a sus espaldas esta reliquia socialista, siente la fuerza de lo grande y poderoso que llegó a ser el comunismo así como sus contradicciones, incluso para aquellos que no lo hemos conocido. No se entiende de otro modo que algo tan inverosímil y extravagante como un colosal OVNI, que fue un centro de poder y de reuniones políticas, se decidiera construir, y se encuentre abandonado, en la cima de una montaña solitaria.

Mientras salíamos por el camino donde Dimitar Blagoev nos había dado la bienvenida, dejábamos atrás un lugar congelado por el tiempo, una reliquia futurista en la que se quiso plasmar la superioridad técnica y material de un mundo ya olvidado. Y es que, aquel mundo, al igual que nuestro querido platillo, quiso despegar a las estrellas y no solo no cumplió su sueño, sino que quedó marginalizado, arrinconado y olvidado. Sin embargo, allí seguía su silueta, sin la certeza de si desaparecerá para siempre, o si desde la cima se convertirá en un faro que arroje luz a nuestra historia. Mientras tanto allí languidece olvidado.

Sin ninguna duda, un lugar trepidante y único. ¿Quieren conocerlo? Abróchense los cinturones que la nave despega. Bienvenidos al Buzludja.

Espero que esta información sea de utilidad para todo aquel que tenga un interés en esta desconocida parte del mundo.

Por último quisiera dar gracias una vez más al equipo de Vero4travel por pedirme que escribiera sobre este tema y publicarlo.

Artículo escrito por  Ogmias ¿Quieres leer más artículos sobre él? No te pierdas su sección Embajador Ogmias.

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Imágenes originales sobre los setenta propiedad de Timothy Allen de Human Planet. Imagen de portada y número 1 y 3 del artículo propiedad del banco de imágenes de Shutterstock

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14 comentarios en «Buzludja, visitar el monumento comunista de Bulgaria»

  1. No he estado… pero el lugar debe ser una pasada, sin duda. En varias ocasiones he «medio planeado» una escapada a Bulgaria, y este lugar era un obligatorio. Ya tocará!

    Responder
    • Es un lugar muy bonito, pero al igual q los edificios nazis representa la opresion y engaños a los q eran sometidas millones de personas en regimen q no admitia la democracia, prohibian a sus habitantes viajar para q no viesen como se vivia en otros paises fuera de la urss, y iban a comprar con cartillas de racionamiento mientras los gobernantes vivian a estilo de Chauchescu. Gobernantes me refiero a militares, policias, politicos y familiares q eran los unicos q vivian bien, el resto vivian para morir de asco trabajando casi esclavizados para la madre patria, asi q el comentario de q este pais y la union europea pagen para mantener lugares como este me parece lo mismo q mantener la tumba de Adof Hitler para q los nazis puedan verlo, y q conste q los sovieticos arrasaron miles de poblados judios rusos aprobechandaprobcovertura de la guerra tal como se esta descubriendo.

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      • Disiento de tu opinión Ángel. La UE y muchos países centroeuropeos financian precisamente el mantenimiento y restauración de los campos de concentración nazis para no borrar la memoria sobre lo que allí sucedió, y creo que es evidente que no lo hacen para venerar al régimen nazi. Por otra parte, abogo por su reconstrucción porque es parte de la historia del país, para bien o para mal, y es esta reflexión sobre lo que supuso el simbolismo de este régimen, lo cual incluye evidentemente una crítica a los desmanes del mismo (como fue su construcción por mano de obra forzada), en lo que considero que debería convertirse el Buzludja. Creo que es un error eliminar la historia y no hacer un uso didáctico de la misma, para reconciliarse con el presente y el futuro. Otra cuestión sería si es o no el momento para ello. Muchas gracias por tu comentario.

  2. Luis «er Maki» dice:
    Siempre es positivo mantener monumentos y estructuras arquitectónicas, imagen y estética de otros tiempos de la historia, las pirámides construidas por esclavos, templos romanos, calzadas, mausoleos, su riqueza histórica y estética pueden estar vinculadas a personajes o regímenes odiosos, pero son un legado de memoria que merece preservar. Salú2.

    Responder
  3. A fecha de marzo de 2019 la entrada esta prohibida, el hueco que comentáis está tapado y hay un vigilante todo el día encargándose de que nadie se cuele. Aún así el edificio merece una visita.

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